Índice
Recibe nuestra newsletter
Llegar a un nuevo país como estudiante internacional puede generar una mezcla de emoción y realidad. Después de meses de preparación, papeleo y muchas expectativas, comienza la verdadera aventura: adaptarse a una nueva ciudad, probablemente un nuevo idioma, diferentes culturas y un nuevo ritmo académico. Es habitual que muchas cosas no sean como se imaginaban, y gestionar desde el principio esas diferencias puede marcar la diferencia para vivir una buena experiencia.
Como gestor o coordinador de un grupo de estudiantes internacionales, es importante acompañarlos en ese proceso de ajuste. A continuación, compartimos algunas recomendaciones prácticas que pueden ayudarles a adaptar sus expectativas y aprovechar al máximo su estancia.
Aceptar que el choque cultural es real y normal
Este choque no solo se nota en cosas cotidianas como la comida o el idioma: a veces las pequeñas cosas, como la forma de saludar o el ritmo de las clases, pueden ser muy diferentes. Es importante ayudarles a entender que este choque cultural es parte del proceso y no significa que algo esté mal. Una buena recomendación es hacerles saber que deben tomarse tiempo para observar, preguntar y adaptarse y que, además, hablar con otros estudiantes internacionales o participar en eventos locales también puede ser útil para entender mejor el nuevo entorno.
Recordarles que no todo será como en las redes sociales
Instagram y TikTok muestran cada día imágenes y videos de estudiantes mostrando solo la mejor parte de su experiencia: viajes, fiestas, paisajes... Pero vivir fuera también implica responsabilidades, papeleo, e incluso momentos de soledad o frustración. Es importante que comprendan que las redes muestran una versión filtrada. Animales a no comparar su día a día con lo que ven online y a centrarse en construir su propia experiencia.
Explicar que la universidad será diferente a su país de origen
En muchos países, las universidades esperan que los estudiantes trabajen de forma muy autónoma. Puede que haya menos clases o que los profesores esperen que participen activamente sin pedirles permiso. Invita a tus estudiantes a informarse bien, a preguntar a estudiantes locales cómo funciona el sistema educativo del país y a no tener miedo de pedir ayuda. Además, muchas universidades cuentan con servicios de orientación o tutores para estudiantes internacionales, así que es importante saber si la universidad de destino cuenta con este apoyo.
Recordar que la integración no es automática
Hacer amigos en otro idioma o en otra cultura puede llevar su tiempo. Es importante que no se frustren si no conectan con mucha gente desde el primer día y que sean proactivos: apuntarse a cursos o actividades que les interesen puede ser una buena forma de empezar. La clave está en salir de su zona de confort sin dejar de ser ellos mismos. Y sí, también está bien hacer planes solo o tener momentos tranquilos.
Sugerirles crear rutinas que les den estabilidad
Cuando todo es nuevo, tener rutinas diarias puede ayudarles a sentir que tienen más control. Levantarse a la misma hora, apuntarse al gimnasio, cocinar o salir a caminar por el nuevo barrio son pequeños hábitos que dan estructura a la semana y pueden ayudar a conectar con el entorno, e incluso con uno mismo.
Fomentar una mirada flexible sobre el país
A veces los estudiantes llegan con una idea muy concreta de un país, basada en películas o comentarios de conocidos que lo han visitado. Pero vivir allí es otra historia. Puede que algunas cosas les gusten más de lo esperado, y otras menos, pero ser flexibles y estar abiertos a conocer la realidad tal como es (y no como la imaginaban) es la base fundamental para que disfruten al 100% de su experiencia, sin decepciones.