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Las alianzas son un factor muy importante para muchas instituciones de educación internacional; sin embargo, su desarrollo tiende a ser desorganizado. Este enfoque da lugar a un potencial y resultados no alcanzados en la mayoría de las alianzas. Hoy en día, muchas instituciones comienzan a preguntarse cómo desarrollar alianzas más exitosas. Este artículo ofrece una breve visión general de las consideraciones clave que las instituciones deben abordar si desean lograr resultados exitosos en sus alianzas.
Comprensión integral de las oportunidades de alianza
Muy pocas instituciones comprenden plenamente la amplitud y profundidad de las oportunidades de alianza. A menudo, esto se debe a la falta de entendimiento sobre el alcance total de los tipos de asociaciones institucionales posibles. Por ejemplo, a pesar de la evidencia sobre la utilidad de las alianzas multilaterales, la mayoría de las alianzas contemporáneas son bilaterales (especialmente fuera de Europa). Las instituciones deben considerar una variedad de tipos de alianzas, no solo uno. Los programas de doble titulación, los intercambios virtuales, los intercambios de movilidad estudiantil, los intercambios de movilidad docente y la colaboración en investigación son solo algunas posibilidades. Las alianzas exitosas permiten la posibilidad de diversas actividades como parte del acuerdo, y las instituciones deben instruirse sobre estas posibilidades.
Estrategia
Pocas instituciones cuentan con una estrategia de alianzas. Este es un componente crítico para el éxito, ya que explica por qué la institución desea participar en alianzas y ayuda a definir los tipos de alianzas que busca desarrollar. También proporciona orientación sobre las ubicaciones geográficas y los tipos de instituciones con las que se desea asociar. De manera importante, una estrategia de alianzas establece parámetros para decir “no” a propuestas de alianzas y para maximizar los recursos institucionales (especialmente cuando estos son limitados).
Alineación de objetivos
Las alianzas exitosas son aquellas en las que los objetivos de todas las instituciones se alinean para apoyar la colaboración. La alineación requiere acuerdo, no equivalencia. Las instituciones deben evitar la tendencia a buscar similitud total, un error común en muchas alianzas fallidas. Con demasiada frecuencia, las instituciones se enfocan en la semejanza o similitud de misión, visión y valores, en lugar de en los objetivos que impulsan la alianza. Si bien es positivo tener alineación en misión, visión y valores institucionales, muchas alianzas pueden prosperar sin ello, siempre que exista alineación de objetivos.
Apoyo
Al igual que cualquier otra iniciativa institucional, las alianzas necesitan apoyo para desarrollarse y prosperar. El apoyo puede adoptar diversas formas, pero el financiero y el de personal son generalmente los más comunes. Con demasiada frecuencia, los líderes de instituciones de educación superior firman acuerdos de alianza sin intención de respaldarlos realmente. Esto resulta fácil de hacer si no existe una estrategia de alianzas. Las alianzas exitosas cuentan con compromisos de apoyo desde el inicio.
Gestión de la calidad
Debido a que las alianzas internacionales a veces se utilizan como métrica institucional, para muchas instituciones la firma del acuerdo se convierte en el objetivo final. Sin embargo, para que una alianza sea exitosa, debe existir un equipo de gestión de calidad encargado de implementarla. Rara vez se trata de una sola persona. Los equipos efectivos de alianzas suelen incluir tanto a profesores como a personal administrativo que comparten el liderazgo y las responsabilidades de la implementación del acuerdo.
Evaluación y seguimiento
Las alianzas exitosas comienzan con un plan para evaluar los insumos, los productos y los resultados. La evaluación y el seguimiento de la alianza deben ser rutinarios e involucrar a múltiples partes interesadas, para garantizar el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de la colaboración. Evaluar y monitorear son procesos fundamentales para asegurar que la alianza crezca y evolucione con el tiempo, de modo que continúe satisfaciendo las necesidades de las instituciones participantes. Además, la evaluación garantiza que la alianza se revise periódicamente para confirmar que sigue funcionando según lo previsto y que cumple los objetivos de cada parte.
Marcos para la disolución
La naturaleza desordenada de muchas alianzas institucionales implica que numerosas instituciones firman acuerdos sin pensar en su futuro. La falta de evaluación y seguimiento continuo hace que muchos de estos acuerdos queden archivados y nunca se revisen. Es natural que las alianzas lleguen a su fin, y las buenas alianzas planifican esa finalización. Esto evita rupturas incómodas y deja abierta la posibilidad de colaboraciones futuras.
En general, la clave para alianzas exitosas es una planificación deliberada antes de comenzar la implementación. Las instituciones que buscan establecer alianzas efectivas dedicarán esfuerzos a garantizar que la infraestructura necesaria para llevar a cabo el acuerdo esté en su lugar y funcione adecuadamente. Asimismo, asegurarán una revisión y adaptación continua para mantener las alianzas viables y productivas para todas las partes involucradas.








