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Elegir qué hacer con tu propiedad en 2025 puede parecer un dilema: ¿venderla ahora que los precios están por las nubes? ¿O alquilarla para generar ingresos a largo plazo? La realidad es que no hay una respuesta única para todos: depende del tipo de inmueble, de tu situación financiera, de tus objetivos personales y del contexto económico. En esta guía te hablamos sobre las tendencias del mercado, los niveles de rentabilidad del alquiler, la evolución de precios, barreras fiscales y legales, y te damos claves para tomar la mejor decisión según tu perfil.
Tendencias actuales del mercado inmobiliario
El mercado inmobiliario sigue fuerte un año más y de hecho, se prevé que los precios de la vivienda nueva continúen al alza durante 2025, con valores medios que alcanzan récords históricos. El crecimiento interanual se sitúa entre el 4 % y el 9 % en muchas zonas urbanas de España, lo que refuerza la percepción de que vender ahora podría suponer una ganancia significativa.
A este escenario se suma la escasez de obra nueva, especialmente en ciudades grandes o en zonas de costa con alta demanda internacional. A pesar del aumento en las licencias de construcción, el volumen de nuevas viviendas sigue siendo inferior a las necesidades del mercado, lo que tensiona aún más los precios. Todo esto configura un entorno favorable para quienes están considerando vender.
Rentabilidad del alquiler
Aun con el auge de precios, el alquiler sigue siendo una opción atractiva para quienes buscan ingresos recurrentes. En 2025, la rentabilidad bruta del alquiler en España se sitúa alrededor del 5,5 % en promedio, aunque varía mucho según la ciudad. En lugares como Valencia, Barcelona o Murcia puede superar el 6 %, mientras que en Madrid y otras capitales más caras se mantiene en torno al 4–5 %.
Además, en zonas de costa y ciudades universitarias, la alta demanda y la escasa oferta favorecen una ocupación casi constante, lo que incrementa la estabilidad de los ingresos. Eso sí, es importante tener en cuenta gastos como mantenimiento, seguros, impuestos y posibles periodos sin inquilino, para calcular la rentabilidad neta real.
¿Y la venta?
Vender en este momento puede positivo ya que puedes sacar gran valor del precio de tu propiedad, especialmente si tienes una vivienda bien ubicada, reformada o energéticamente eficiente. Tras varios trimestres de subidas, los expertos anticipan que el crecimiento de precios podría comenzar a moderarse en 2026, lo que genera cierta urgencia en quienes prefieren asegurar una plusvalía ahora.
La demanda por parte de compradores extranjeros también sigue siendo muy fuerte, especialmente en zonas costeras y en ciudades como Málaga, Valencia o Alicante. Para muchos propietarios, esto representa una oportunidad de vender rápido, con poca negociación y buena rentabilidad.
Factores a evaluar
Antes de tomar una decisión, conviene valorar ciertos factores. En primer lugar, la fiscalidad: si vendes, tendrás que tributar por la ganancia patrimonial en el IRPF y afrontar posibles plusvalías municipales. Si alquilas, deberás declarar los ingresos y asumir costes como el IBI, reparaciones o gestión del arrendamiento.
También influye el tipo de inmueble. Una propiedad nueva o reformada tiene más salida tanto en venta como en alquiler. Por el contrario, si se trata de un piso antiguo sin mejoras, vender antes de que nuevas normativas energéticas lo devalúen podría ser la mejor opción.
Otro aspecto es tu perfil como propietario. Si necesitas liquidez inmediata para otros proyectos, la venta es más directa, pero si por lo cambio prefieres ingresos estables y no te importa asumir una gestión activa o delegarla, el alquiler puede encajar mejor con tus objetivos.
Comparativa: ¿qué opción te conviene más?
Vender permite obtener una ganancia inmediata y olvidarte de gestiones a largo plazo. Es una opción ideal si el mercado está alto, si no tienes intención de volver a usar la vivienda o si necesitas el dinero para otras inversiones. En cambio, alquilar genera una renta constante y permite beneficiarte de la revalorización de la propiedad en el tiempo. También puede ser una forma de mantener el patrimonio familiar o diversificar tus fuentes de ingreso.
Eso sí, alquilar implica trabajo: encontrar inquilinos, responder ante imprevistos, declarar ingresos y cumplir con la normativa vigente. Además, en algunas ciudades las restricciones sobre alquiler turístico o los límites a los precios pueden reducir la rentabilidad esperada, por lo que es importante analizar el entorno y proyectar escenarios realistas antes de decidir.
Estrategias mixtas
Para algunos propietarios, lo ideal no es elegir entre una opción u otra, sino combinarlas. Por ejemplo, vender una propiedad que requiere reformas o está mal ubicada, y reinvertir en otra más rentable para alquilar. También es habitual poner la vivienda en alquiler durante unos años y luego venderla con mayor valor.
Otra alternativa es optar por el alquiler de media estancia, orientado a profesionales, estudiantes o personas en movilidad, que permite precios algo más altos que el arrendamiento tradicional sin caer en las exigencias del modelo turístico. Este formato, además, suele ofrecer menor rotación que el alquiler vacacional, pero mayor rentabilidad que el contrato estándar.
Tanto vender como alquilar pueden ser opciones muy válidas en 2025, pero la mejor decisión será siempre la que se ajuste a tu situación personal, tus objetivos financieros y tu tolerancia al riesgo. Vender ofrece liquidez rápida y menos complicaciones; alquilar garantiza ingresos recurrentes y mantenimiento del patrimonio. Analizar bien el mercado, entender los números reales detrás de cada opción y planificar con visión a medio plazo será clave para sacarle el máximo partido a tu propiedad. En este sentido, herramientas como Arrento, de Lodgerin, pueden ser de gran ayuda para los propietarios, ya que simplifican la gestión del alquiler de media estancia, conectando con inquilinos verificados y facilitando procesos como la firma del contrato, la gestión de pagos y la optimización del rendimiento del inmueble.